Nadie miró tan hondo

Nadie miró tan hondo 
en mis ojos
como has mirado tú 
tantas veces
leyendo lo que llevo
en el alma,
aprendiendo de mí,
descubriendo
todos mis secretos
y por eso me conoces
mucho más 
de lo que yo me conozco.
Porque sabes de su brillo
si la alegría me colma,
de las nubes que los ocultan
si el amor me emociona
y de mis lágrimas que caen
si la tristeza me invade.
Por eso y si tú lo quieres,
mis ojos son solo tuyos.

María Elena Astorquiza V.
Santiago, 26 de Octubre del 2015

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