Huaso chileno

Me enamoré de un huaso,
sin manta y sin apero,
tampoco llevaba espuelas
pero era un huaso chileno.

Yo le pinté un sombrero
y una faja de colores,
botas de tacón de suela
y pantalones corraleros.

Mi huaso me volvió loca
solo a la luz de unas velas
pero al besarme en la boca
se encendieron mil estrellas.

Huaso lindo, huaso bueno
que te robaste el alma mía,
invítame a bailar una cueca
que seguirte es mi alegría.

María Elena Astorquiza V.
Santiago, 18 de Septiembre del 2015


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