Noche Vieja

La copa quedó servida
la espumosa bebida entregó sus burbujas al tiempo.
No llegaste a la hora final de noche vieja.
Las campanas sonaron solas
su anuncio de las horas nuevas.
Las guirnaldas del árbol sin raíz
solo bailaron su redondez
ante el frío de la madrugada de la espera.
Conté uno a uno los minutos
y la calle me regaló el silencio.
Ignoré el mal de las tristezas
Junté mis manos para entregar
a los celajes azules
mi canto desierto
sentada en los paraje
sembrados de violetas afligidas,
Afuera la noche entregaba su vida al bullicio…

Mariela Lugo

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