Atravesado por la flecha de Cupido
mi corazón volvió a reír,
sin saber que en pocos días
las sonrisas se volverían lágrimas.
Amaneció en una madrugada,
sonrió durante noches de frenesí
robando besos a las horas
Sucumbió en un atardecer
que la luna dejo de brillar
apagando el sonido de su latir
Manos heladas se postran
en la almohada,
sueños perdidos
desfilan por mi mente

La herida de tu flecha
hoy destila sangre
entre los poros de mi alma
que no me deja dormir.

..
María Glez Méndez


No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.